Citroën y su historia en la evolución de las suspensiones en los autos

En sus 101 años de historia, Citroën se ha caracterizado por sus aportes a la industria en el desarrollo de la ingeniería de las suspensiones de los automóviles. Las innovaciones comenzaron con la creación del Tipo A, luego se democratizaron con el 2CV y hoy son accesibles en modelos como el C4 Cactus y el […]

Citroën 2CV, la famosa e histórica Citroneta.

En sus 101 años de historia, Citroën se ha caracterizado por sus aportes a la industria en el desarrollo de la ingeniería de las suspensiones de los automóviles. Las innovaciones comenzaron con la creación del Tipo A, luego se democratizaron con el 2CV y hoy son accesibles en modelos como el C4 Cactus y el C5 Aircross.

Luego de la invención del automóvil en el siglo XIX, estos implementaron suspensiones de ballestas. El mecanismo consta de hojas de metal superpuestas que van unidas al eje y al bastidor junto a cada rueda. La flexión de las hojas de metal cumple la misión de absorber las irregularidades del camino. Para mejorar la estabilidad de los automóviles que empezaban a ser más rápidos se introdujeron los amortiguadores.

Citroën C5 Aircross, el primer SUV del fabricante del doble chevrón. Llegó al mercado chileno el año pasado.

Era 1919 y Citroën hacía su aparición en el mercado automotriz tras el término de la primera guerra mundial. Lo hizo con el Citroën Tipo A, que tenía como objetivo ser un auto más equipado, más robusto y menos costoso de fabricar que cualquier competencia del momento.

Es en este modelo en el que, además, Citroën introdujo un sistema de suspensiones de ballestas para ambos ejes con la adición de muelles elípticos en cada rueda que le permitían prescindir de amortiguadores. Las ventajas de comodidad de este diseño eran sustantivas, razón por las que se le puede hallar en los siguientes modelos que presentó el fabricante.

En 1934 se conoce la siguiente primicia de Citroën: el lanzamiento del Traction Avant. Este modelo fue el primero en usar una carrocería monocasco y tracción a las ruedas delanteras, técnicas que hasta hoy son trascendentales en la industria automotriz.

Vista inferior del Traction Avant de 1934.

Ahora, también tuvo un tercer mérito: usaba la primera suspensión trasera con una barra de torsión, cuya principal virtud era el poco espacio que ocupaba en comparación con las ballestas. Este mismo esquema fue adoptado posteriormente en el Tipo H, un furgón de carga que destacó por su caja de carga con un suelo plano, precisamente gracias al uso de este sistema.

La gran jugada de Citroën ocurrió con la creación del 2CV, más conocido como “Citroneta”. Michelin, dueña de Citroën en ese entonces, le hizo un encargo al ingeniero Pierre Jules Boulanger: crear un auto capaz de atravesar un campo arado sin romper un huevo, que pueda llevar 50 kg de papas, alcanzar 50 km/h, consumir 33 km/l de combustible, ser espacioso en el interior y cómodo de andar.

Esto no era capricho, sino los deseos de las familias francesas de sectores rurales que se habían expresado en un estudio de mercado que hizo la empresa. La suspensión era el elemento clave.

Citroën CX2400 GTi de 1977.

Así, en Citroën ingeniaron una particular suspensión de muelles horizontales tirados por una varilla e interconectados, pues estaban localizados en un cilindro al costado del habitáculo. El sistema es muy sencillo y le permite a las citronetas un rodado muy suave, para no romper ningún huevo y transitar por el campo, pero a costa de mucho cabeceo. A pesar de eso, el bajo centro de gravedad de los 2CV dificulta que se vuelquen, aunque sea mucha la inclinación que sufran.

Luego llegó el momento de la famosa suspensión hidroneumática de Citroën. Primero se le vio en 1957 en la variante 15Six H del Traction Avant, donde la “H” hace referencia a la tecnología hidroneumática en su eje trasero. Sin embargo, sólo un año después el famoso DS 19 se presentó con el mismo sistema de suspensiones, pero esta vez en las cuatro ruedas. Esto marcó un hito.

Citroën XM V6 de 1989.

La suspensión hidroneumática reemplaza los muelles por una esfera rellena de líquido y gas, elementos que están separados por una membrana. Un pistón conectado a la rueda empuja el líquido, el que a su vez presiona al gas a través de la membrana. Por lo tanto, es el aire el que hace el trabajo de muelle, pues este es compresible, pero el agua no.

Este sistema hidroneumático está interconectado con todas las ruedas, lo que permite regular la altura del auto a discreción e incluso controlar las inclinaciones del auto, tanto longitudinales como transversales.

Citroën desarrolló esta tecnología hasta poder llevarla a modelos más accesibles, como los GS, CX, BX, XM y el Xantia. Los Citroën más modernos en equipar evoluciones de esta tecnología han sido los sedanes C5 y C6. El primero de ellos salió de producción en 2017 como el último modelo del fabricante francés en llevar esta tecnología, hasta el momento. ¿Qué pasó después?

Hoy la empresa de los dos chevrones tiene la tecnología de Amortiguadores Suspensivos Hidráulicos. Este sistema usa un muelle común, pero monta dentro del amortiguador unos topes hidráulicos móviles que actúan en compresiones y extensiones, ralentizando el movimiento para evitar golpes y generar la sensación de “alfombra voladora”.

De esta forma, Citroën consigue una suavidad de andar superlativa, muy cercana a la de una suspensión hidroneumática. Este tipo de suspensión se puede encontrar hoy en el C4 Cactus y en el C5 Aircross.

Soy un tipo sencillo. Cuando chico me picó el bichito de la pasión por los autos y los síntomas todavía no se me pasan. Los efectos secundarios me llevaron a estudiar periodismo. Hoy estoy acá para entregarme a quienes leen a la naranja.