[Review] Renault Arkana, un avance tecnológico ceñido para el rombo

Este SUV “coupé” es uno de los pocos Renault en Chile que usan la plataforma CMF, la más moderna del fabricante por el momento. Esto significa que puede ofrecer la mayoría de las tecnologías más recientes de la marca. Sin embargo, pese a que el Arkana llega con un par de novedades en esta materia, […]

Este SUV “coupé” es uno de los pocos Renault en Chile que usan la plataforma CMF, la más moderna del fabricante por el momento. Esto significa que puede ofrecer la mayoría de las tecnologías más recientes de la marca. Sin embargo, pese a que el Arkana llega con un par de novedades en esta materia, la marca fue escueta y se dejó muchos trucos bajo la manga. Realmente, más de los que nos habría gustado.

En la nota sobre el diseño de este Arkana explicamos que el interior es un lugar grato, aunque no se aventura como otros modelos que podrían ser considerados su competencia cercana. Parte de esto tiene que ver con la arquitectura y diseño del habitáculo, pero también con la forma en la que se aprovecha la tecnología disponible.

La plataforma en cuestión es la CMF-B. Es decir, la misma que ocupan el nuevo Clio y Captur europeos, lo que explica también las grandes similitudes entre sus habitáculos. Sin embargo, mientras ese par de modelos equipan opcionalmente una pantalla vertical de 9’’, en Chile el Arkana sólo dispone de la pantalla “básica” de 7’’.

Ahora, esto no se trata de una carrera por la cantidad de pulgadas, sino por la facilidad de uso del sistema, la que creemos, a priori, que debe ser mucho mejor en la pantalla grande. La interfaz basada en un menú principal con widgets, inspirada en los teléfonos inteligentes y tabletas, puede resultar poco intuitiva. Además, no resulta tan práctica en esta configuración, debido a que el sistema sólo viene con una app, que es para visualizar imágenes.

En Chile el Arkana no tiene mapas ni GPS integrado. De todas formas, la solución es sencilla: usar Android Auto o Apple CarPlay, según cuál sea tu teléfono, y aprovechar sus aplicaciones (Google Maps, Google Calendar, Spotify, Telegram, etc). Ahora, ojo, porque estos programas funcionan con el teléfono conectado permanentemente por cable USB al auto, lo que implica siempre tener un cable a medio enrollar por ahí.

La pantalla táctil es obediente, no sufre con los reflejos de luz solar, pero podría ser más rápido su paso entre menús. Vendría bien una mejor nitidez, especialmente porque la calidad del panel de instrumentos digital tras el volante es bastante superior. En esa pantalla también es mejor la presentación de la información importante para la conducción. Esta instrumentación se presenta en tres distintos diseños, cada uno asociado a un modo de manejo del sistema MULTI-SENSE.

La carga inalámbrica de smartphones es una novedad para Renault, aunque esta no es posible cuando el teléfono está conectado al infoentretenimiento por cable, ya que el espacio para la carga por inducción no es suficientemente ancho. De hecho, un teléfono muy grande puede que no quepa en ese sitio, incluso desenchufado.

Otro accesorio interesante es el sistema de audio desarrollado con Bose, compuesto por 4 parlantes de rango medio, 4 tweeters y un subwoofer. Suena bien a un volumen moderado, especialmente por las frecuencias más altas y bajas, pero satura rápidamente a volúmenes elevados, más que nada en rango bajo. Renault y Bose resolvieron poner el subwoofer dentro de la pared lateral izquierda del maletero, junto a la carrocería. De esta forma, el sonido se canaliza por el monocasco, pero no se pierde espacio útil.

Durante la conducción

Acá es donde el Arkana deja cierta desilusión, puesto que en la plataforma CMF-B se pueden equipar numerosas asistencias a la conducción que a Chile no llegan. Entre ellas están el frenado autónomo de emergencia, el control crucero adaptativo, el asistente de seguimiento del carril con alerta de abandono involuntario de este, y otros más que le dan un nivel 2 de autonomía de conducción.

Acá podemos mencionar tres asistentes que la versión Intens de este SUV “coupé” incluye. Uno de estos es el asistente de estacionamiento automático, el que, pese a que lo intentamos reiteradas veces, no logramos hacer funcionar, principalmente porque la interfaz de la pantalla en la que este sistema se grafica resulta difícil de comprender y manejar.

Lo que sí nos ayudó en un par de ocasiones fue la alerta de tráfico cruzado trasero, el que avisa si viene un auto por la calle a la que se está retrocediendo desde un estacionamiento. A este se suma el monitor de punto ciego, una asistencia que permite ser mucho más conscientes del entorno en el que se conduce.

El climatizador es automático, pero de una zona.

Ahora, a esta última herramienta le detectamos un pequeño fallo. Su funcionamiento es impecable con autos, motos e incluso bicicletas, pero a veces no detecta o no avisa cuando un vehículo grande —como un camión o una ambulancia— están en el punto ciego mientras se circula a velocidades de carretera.

Esta tríada funciona gracias a sensores y radares que perciben la distancia del auto con los objetos que lo rodean. A esto se suma la cámara de retroceso, que, pese a que su baja calidad de imagen se maneja bien cuando hay poca luz.

Pese a que se echan de menos las asistencias, el Arkana es un auto fundamentalmente muy seguro en todas sus versiones. De serie equipa 6 airbags, control de estabilidad y tracción y anclajes ISOFIX traseros, elementos estructurales con los que esta plataforma obtuvo 5 estrellas en Euro NCAP en el Captur. Y, finalmente, aunque parezca algo accesorio, tiene una rueda de repuesto de tamaño completo; esto siempre es mejor solución que un repuesto provisorio.

Así, el Arkana en general es un muy buen vehículo, y lo es mientras combina función con estilo. Sin embargo, Renault tiene el camino listo para equiparlo con muchos más automatismos de conducción. Hay que esperar a ver cómo lo ofrecerán en Europa para hacer la comparación definitiva entre lo que ofrece la marca en cada continente.

Soy un tipo sencillo. Cuando chico me picó el bichito de la pasión por los autos y los síntomas todavía no se me pasan. Los efectos secundarios me llevaron a estudiar periodismo. Hoy estoy acá para entregarme a quienes leen a la naranja.